27 julio 2005

Compañeros



Su elección me tomó una media hora, escogidos de entre un montón (chorrocientos) en el outlet de Nike en Orlando. Calzados, pisados, trotados, vistos en el espejo desde cada ángulo, verificada la flexibilidad con la mano. Cualquiera diría que los necesitaba para la marcha olímpica.
Ya iba con los colores en mente: obscuros, preferibles azules o grises (o ambos como fue el caso) pero no negros. Me ladillé de zapatos blancos, pan para hoy, hambre para mañana. Tenían que ser para caminar, aptos para bailar en el gimnasio y ligeros como equipaje.
Al llegar a la tienda, aun cuando iba con una preselección en mente, todos me llamaron la atención, había colores preciosos, modelos raros, pero me resolví por ellos, muy sobrios, pero comodísimos. Desde ese día me han acompañado silenciosos, bien dispuestos, siempre limpios y terriblemente confortables.
Han pateado Orlando y sus parques conmigo, me han paseado por España, estuvieron conmigo mientras volé por los aires despedida de una moto de 4 ruedas en Cozumel, bailan conmigo en el gym, juegan futbol de vez en cuando, son mis panas.
Coño, que poética me puse ....ojalá que me duren algún tiempo más, porque aunque les doy rosca también los dejo descansar, pero eso sí, el día que los despache espero que estén vueltos leña porque significará que he caminado que jode.
Abur.-

2 comentarios:

yole dijo...

No los tires que la piel vale!

Con todo y corazon dijo...

Y cada vez que los ves en closet, te acuerdas de los caminos andandos juntos... Tengo unos que acompanaron, a la catira y a mi cuando compartiamos el cuerpo.
UN beso.