27 junio 2005

65 y contando



El muchachito de esta foto, medio catirito en aquella edad en que lo fotografiaron, es natural del estado Monagas, de Caripito para más señas. Hijo de Lino y Mercedes, casó con "Biatriz", es padre de dos hombres y dos mujeres, abuelo de tres nietas, bandolista y cantador, subidor de cerro y maratonista, psicólogo, gerente y realtor, mormón en una época y estudioso de Sai Baba en otra. Ese señor Mauricio ha arribado el día de hoy a la tierna edad de
"65 primaveras".

Por esa razón tan especial, sus mumuelitas le envían un abrazo enorme con todo su amor y esperan muy pronto poder estar con él, para jugar y conversar. Yo también te quiero mucho y extraño nuestras largas conversas y aquellas prácticas de cuatro y bandola.


¡¡Mumuelo, que pases un feliz cumple y seguiremos contando!!



21 junio 2005

Musas a mí



He tenido la necesidad de sentarme a escribir pues los últimos días han venido cargados de emociones e historias como la de éste domingo en que cuatro coñitos de no más de 10 años el mayor, en el tiempo que dura la luz roja del semáforo, se amontonaron a pedir plata por la ventana y con veloz movimiento me robaron una de las tazas (tapas, copas o cómo se llame) del carro y después de una persecución los agarramos con el objeto del delito encaletado debajo de la camisa. No niego que me provocó darle un coquito a cada uno por ladronzuelos, qué será de esos cuerpos cuando crezcan.....pero me abstuve y sólo les salió regaño.
Sin embargo, estoy con los relatos en la punta de la pluma (en este caso del teclado) y no logro darles forma, a veces son nebulosos, otras son como mis pensamientos que van en tropel. Aparte que me he sentido como tendente a escribir con la bilis revuelta y así no me da nota hoy en día. Completando todo el cuadro, la anunciada partida de la señora que trabaja en casa me tiene más ocupadilla de lo normal (el más puro y simple trabajo casero, pues).
En fin, ya volverá la musa para ayudarme a escribir. Mientras saldré a comprar las cositas para la piñata de Vicky.
Abur.-

13 junio 2005

Recuerdos aromatizados

Muchas de mis memorias están asociadas a olores, aromas, perfumes, por lo cual siempre he considerado que encajo perfectamente en el grupo de los olfativos. Me gusta oler la ropa, disfrutar el aroma de la comida, el perfume de las habitaciones.

Se me quedó grabado, por ejemplo, el olor a pollo horneado y condimentado que nos cocinó hace tanto años aquella negrita en Barbados, el aroma del Courrèges que bañaba esas tardes veraniegas en la Costa Brava. Recuerdo, cuando en una ida a Mérida nos enchufaron en el carro a la mujer de servicio de mis padrinos (yo tendría unos 3 años) y llegando allá la mujer mareada se fue en vómito, nunca más olvidé esa pestilencia agridulce inmediatamente acompañada por el mío y el de mi hermano.
Cuando estaba chiquitica cogía la almohada de mi papá y tras dar un profundo suspiro decía: "uhm, huele a hogar" y siendo aún una bebé me ponían en la cuna una franela de mi mamá en las noches de intranquilidad.
En la tienda de ropa hippy que tenían mis viejos en los años 70, solían rociar un spray gringo que me revolvía hasta la última tripa y a todo el mundo le encantaba...agghhh.

Evocar esos recuerdos es casi palpar su esencia aromática.

Con mi primer embarazo me antojé de hacer hallacas y tuve que cocinar el guiso tapándome boca y nariz con un pañuelo impregnado en colonia de lavanda porque no soportaba el olor del ajo. En esa misma época el aroma tempranero de arepas asadas me hacía arquear por más de una hora.
Más recientemente creo que guardé en memoria el tufo primaveral de los pasajeros del metro de Madrid, éste último registro olfativo compartido con el pichurro, pobre cómo sufrió con la hedentina., jejeje.
Por lo pronto seguiré deleitándome en las fragancias que me rodean.

Abur.-

09 junio 2005

Encaletada


Casi nunca voy al banco porque me resulta engorrosísimo y fastidioso, sobre todo desde que la última vez la nueva dizque ejecutiva del servicio VIP de mi agencia me dijo con la cara de quién te va a negar un favor porque le sale del forro, que yo no aparecía en la lista de "sus" clientes VIP, después que revisó todas mis cuentas (no es que tenga tantas, pero algunas he tenido y han ido muriendo en el camino) y vió mi devaluado saldo. Además hoy en día, salvo sacar dinero en efectivo (cuándo llegará ese día), todo lo demás se puede hacer desde la comodidad de la casa con una computadora normalita o un teléfono.
Pero no es del banco que voy a escribir precisamente, sino de esa costumbre de muchos de pedir prestado un bolígrafo al primero que tienen al lado.
Señor, señora, señorita, joven: si usted va al banco, salvo que vaya solo a preguntar algo, con toda seguridad necesitará escribir, rellenar una planilla de depósito o retiro, endosar un cheque, al menos una firmita, entonces me pregunto por qué carajo no se le ocurre llevarse aunque sea un papermate que se consigue en cualquier quincalla ¡NO! es más cómodo pedirlo prestado, a que sí.
Admito que yo me encaleto mi querido bolígrafo tan pronto termino, pero hoy cuando me disponía a regresarlo a su lugar de costumbre en mi cartera, la que estaba detrás de mí en la cola me agarró desprevenida y con la mirada fija en mi lapicero me lo pidió prestado un minutico, dudé, la miré, volví a ver el bolígafo y finalmente en un acto de gran desapego se lo presté, pero ser amable no me quitó esa sensación de "que ladilla" que me inundó durante esos escasos 30 segundos en los que la muchacha garabateó su firma y número de cédula detrás de un cheque.
El por qué de mi encalete es que ese boligrafito fue uno de los primeros regalos que me hizo el pichurro y para ñapa ya lo descontinuaron, así que lo cuido como un tesoro por ambas razones, creo que es de los objetos que más he cuidado, siendo que no suelo ser muy cuidadosa ni apegada a las cosas materiales.
Al retornar a la casa le echo el cuento al pichurro, conociendo de antemano su respuesta "¿y se lo prestaste?" "sí hombre" y ahí me lanza entre risas su respuesta a tal petición y me dice "yo mi bolígrafo no lo presto, ¿a ver si se les cae?" . Creo que pa' la próxima me llevaré en la cartera un lapicero baratón porsia alguno se antoja de pedírmelo prestado.
Abur.-

02 junio 2005

Llegué

achtunddreißig
trente-huit
trentaotto
thirtyeight
san-jyu-hachi
tridtsat'vosem'