¡Toma tu chocolate!

Diez y pico de la noche del lunes, acostados viendo 24 (Palmer is back), me dice el pichurro: "chica, me dan unos monchis raros a unas horas......" . Ahí empiezo a adivinar mientras él me hace la mímica de lo que le provoca y gesticula como mojando un palito en un líquido y comiéndoselo. Después de ir de frío, frío ¿torta con leche?, ¿pancito mojado en café? (rarísimo que al pichurro le provoquen ese tipo de cosas), a tibio mientras adivino. Al fin después de varios intentos: ¡¡¿churros con chocolate?!! y entre risas recordamos mi episodio con los churros en aquel Madrid primaveral y helado que visitamos hace poco.

Paseábamos con mi primo y su esposa que nos enseñaban el centro de la ciudad, Puerta del Sol, La Gran Vía, Cibeles, etc. Caía la tarde y hacía más frío (y es que además mi intolerancia al frío estaba en el high) en ese momento me provocaron (apetecieron, sí ya sé) como antojos de embarazada uno churros recién hechos mojaditos con chocolate, muy típico de Madrid y coño, yo no me iba a ir de ahí sin haberme comido mis ansiados churritos.

Mientras seguía el tour le pregunté varias veces a mi primate cuándo ibamos a los churros "ya va, deja la prisa, en un ratito". Qué larga se me hizo la espera. A la hora y pico y ya como de regreso mientras andábamos por una callejuela me dice: "bueno, aquí están tus churros". El sitio más famoso según ellos, de cuyo nombre no me acuerdo, estaba atestado, pero ni de vaina con ese frío me sentaba afuera. Al entrar se me iba haciendo agua la boca al ver a todo el mundo disfrutando de aquella delicia. Conseguimos puesto adentro en una especie de sótano que parecía un horno con una mesita desocupada, nos acomodamos a duras penas porque el espacio era precario y mientras ellos pedían los churros yo fui corriendito al baño porque el frío me pone como las chicharras.

Nos traen lo que pidieron y de inmediato noto que el chocolate de la esposa de mi primo es más claro y menos espeso, en cambio el nuestro oscuro y espesísimo. El pichurro convenientemente no pidió churros ni choco porque se sentía malito del estómago (qué sabio fuiste pichu). Al preguntarle a Mila el por qué de su chocolate clarito me responde sobandose la barriga "yo lo pido estilo francés porque el oscuro me sienta mal". Haberlo sabido....

Me zampé mi chocolate con unos 4 churros, de verdad no me cabía más, pero la taza quedó blanquita porque me tomé (mentira, se come con cuchara de lo espeso que es) todo aquel petróleo que estaba como elixir de dioses. Después me deja como perla mi primo que su hermana el día que fueron a comer churros se enfermó de la barriga. ¿Qué más podía yo esperar?. Dos horas más tarde, Valdemoro fue testigo de los retortijones y subsecuente diarreíta que me causaran aquellos ansiados churros con chocolate......felizmente no duró más allá que el día siguiente.

Abur.-