24 noviembre 2006

Escapes



A pesar de lo ocupada que llevo la vida estos días, el stress no evita que mi mente divague de vez en cuando.
De repente me quedo viendo los árboles de la calle y me sorprendo deleitándome en la idea de poder monear entre las ramas de cada uno que va apareciendo.
Esa es una fase que no quiero perder jamás, la infantil, la que me invita a querer colgarme de algun bejuco, a meterme en una carpa mínima y jugar con las niñitas al campamento, a jugar el escondite en la oscuridad.....
Hoy quiero subirme a una mata frondosa, gigante, un samán y quedarme ahí por horas mirando desde lo alto.
Abur.-

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo extraño subirme a un árbol! Y a mis árboles de allá! Qué linda la foto! Recuerdo de pequeña subirme a un árbol para cualquier cosa! Coger frutas, espiar a la vecina, esconderme de mamá...y las caídas. Aprendí que los árboles de aguacate son muy traicioneros y los de guayaba muy resbaladizos. No me gustó nunca el árbol de guanabana. Aún hoy.

saludos desde Madrid con pinos y madroños!

Anónimo dijo...

Que linda foto. Ojalá todos tuviéramos un árbol cerca, para encaramarnos de vez en cuando. Por lo menos el pichurro te ofreció uno en la sala!

Unn abrazo!

Anónimo dijo...

Ojala nunca pierdas eso, es muy bonito seguir siendo un niño, aunque ya realmente no lo seas....Nos permite conservar esa inocencia y felicidad perpetua que los caracteriza a ellos y ya muchos de nosotros hemos ido perdiendo..

Seguire pasando por aca....Felicidad!!

Jackie dijo...

yo JAMÁS me atreví a subirme a un árbol.

Troka dijo...

Pichurro, justamente esto era un escape para olvidarme de todos los pendientes que tenemos...jejeje
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Mil Orillas, me impresiona tu conocimiento sobre matas aptas para ser trepadas...jajaja
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Flaca y Mafita, gracias por la visita
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Jackie, imaginate cuánto me gusta subirme a una mata que hace un tiempito, fuimos con mi hermano a volar cometas a un parque y de repente veo tremendas matas atrás de nosotros, todos estaban distraídos y para su sorpresa cuando voletaron yo estaba enacaramadísima y feliz. Por supuesto las niñitas no se quedaron atrás y por primera vez supieron lo sabroso que es subirse a un árbol y quedarse ahí un buen rato.

Anónimo dijo...

hágalo amiga, antes de que ese látigo que ví por ahí en manos del pichurro haga estragos jajajajajaja
ya veo que la remo los tiene medio locos....eso pasa SIEMPRE.
Paciencia, mis amores!!!
Nostalgia

El Trimardito dijo...

Me gusta esa foto, sobre todo si consideramos que podemos quedarnos soñando despiertos.
Saludos!

Conciencia Personal dijo...

Creo que es lo mejor que puede sucederte, nunca perder la capacidad de asombro, de detenerte a observar las pequeñas cosas que nos obsequia la naturaleza.

Te saludo, Monique.

Anónimo dijo...

¡Cuidado con una caida!

Un abrazo