27 julio 2006

Adrenalina y coñazo

Dejando atrás la onda filosófica de los últimos días, vengo cabalgando mi moto de cuatro ruedas con este cuento. La del casco y los lentes del "intrépido volador" soy yo, feliz de la vida matando fiebre.

Después de revisar las excursiones que había al bajarse del barco en Cozumel, decidimos (la verdad fue una decisión unipersonal: yo escogí) irnos al corazón de la isla a una "aventura 4x4 en la jungla" según indicaba la descripción del paseo. Y pensé: ¿qué jungla puede haber aquí en Cozumel? seguro es una exageración para atraer gringos al paseo. El pichurro quería algún deporte acuático tipo snorkeling que descarté rapidamente imaginando lo helada del agua a las 4 de la tarde un 5 enero, que va, yo soy muy friolenta.

En un autobús viajamos unos 20 minutos desde el puerto hasta la supuesta jungla, un sitio de verdad muy bonito con una vegetación tupida y un clima agradable. Al llegar, un mexicano con su limitado inglés trataba de explicarle al grupo cómo se manejaban las motos, cómo sería ruta, etc. Incluso aclaró que las motos eran tan estables que no se volteaban.

Arranca el grupo de unas 15 personas, en su mayoría pavos de 20 años, altotes, fuertes y fiebrúos, un señor de unos 50 años con los dos hijos, una señora y su hija adolescente, el pichurro y yo. A los 5 minutos me doy cuenta que aquello como que era muy heavy, moto sincrónica y mamotreta que para una mujer como yo exigía bastante esfuerzo, además la ruta era accidentada y angosta , bordeada con un feroz alambre de puas y montones de enormes arboles. En la primera parada tuve que cambiarme el short por un pantalón largo porque el similicuire del asiento me mataba los muslos en la saltadera.

Paulatinamente fuí domando aquel caballote, aprendí a hacer los cambios y tenía bastante fuerza como para mantener firme el manubrio, la velocidad, la saltadera y esa sensación de libertad me habían ido llenando de una deliciosa euforia. Hicimos la última parada a los 45 minutos de la travesía y de ahí hasta el final (20 minutos más) el guía nos dijo que iríamos a mayor velocidad. Perfecto, pensé: yo lo que quiero es correeeer.

Los chamos que iban delante mío prensaron la chola y se me perdieron de vista, así yo hice lo propio, fui acelerando como una loca para alcanzarlos y me le perdí de vista al pichurro que venía escoltándome. Él, atrás preocupado llamandome demente porque solo veía el polvito de mi moto. De pronto la adrenalina se había adueñado de mi insensata cabeza y la moto cual potro salvaje me dominaba, en una curva se me atravesó una raíz de arbol que sobresalía del suelo unos 20 cm y la rueda derecha golpeó con ella torciendo el manubrio y descontrolando por completo la marcha. Salí volando dos metros, y caí de espaldas a la orilla de la trocha quedando la moto volteda a escasos 60 cm de mi cuerpo.
Me paré de inmediato y cuando trataba en vano de enderezar la moto sin hacer balance de la caída, apareció el Pichurro por la curva con cara de consternación. Acepté mi regaño calladita moviendo ligeramente cada articulación a ver si no me había fracturado nada. Volví a cabalgar la moto y esta vez iba a velocidad de carrito de supermercado, de pronto me dolía TODO.

Así terminó la aventura, yo regañada y marcada con tres tremendos morados que tardaron casi dos meses en desvanecerse. Al salir despedida de la moto, los muslos chocaron con el manubrio dejándome aquellos
negros tatuajes y al caer se me clavó en la nalga izquierda una piedra que también dejó su marca. Ni hablar de lo adolorida que me pasé el resto del crucero.

Abur.

Nota. no se que le pasa a blogger que no deja publicar fotos, ahí estan los links a flickr, no sé si se vean.

7 comentarios:

Jackie dijo...

Ay, cómo me he divertido con este cuento! ...
¿Y las fotos? Nooooo, no creí que fuese a ser un link de la nalga, pero si!
Que aventurera, te admiro, yo no soy ni un poquito así, soy gallinísima.

Protheus dijo...

Divertidísimo, ameno post, en el cual pinché en lo de la nalga esperando una broma y, ¡no!, salió el rabito con el moradito, jajaja. Genial.
Saludos. Y ojo, que esa raíz la "cocinó" el pichurro.

Unknown dijo...

jajaja que buen relato, hasta senti la adrenalina...y lo que menos imagine era que hasta los carajasos ibas a documentar...jejeje
por cierto no se si ya votaste pero puedes ir al blog de la waricha y alli hay un link directo
saludos y fricsol con esos morados

Troka dijo...

A mi también se me sale el loco de vez en cuando y publico fotos de media nalga...qué tal?...jeje

La verdad la documentación gráfica de los morados fue por insistencia del Sr Pichurro, creo que para que no se me vuelva a ocurrir hacer algo semejante. Pobrecito se asustó y pudo ser peor. Me las tomó apenas unas 3 horas después de la caída, imagínense cómo se me puesieron después.
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Loco, ya voté, en alguans categorías vas rompiendo la liga...jajaja

Carlos dijo...

Si no fuera por eso y los raticos de hambre....

Que divertido!

Ale Calcines dijo...

Tronco de coñazo comadre...pero que sabroso, no? Aventuras es lo que le falta a la gente de hoy en dia, se sufre pero se goza!

Troka dijo...

calcines: no puedo estar mas de acuerdo contigo...jajaja
Gracias por la visita!