26 mayo 2006

Ñaña

Acababa de cumplir 90 años, desde hacía diez vivía con otros viejitos en un ancianato porque ninguno de sus hijos asumió la responsabilidad de tenerla en su casa. En los últimos cuatro años solo la visitaba un nieto, de once que tenía; el único que estaba cerca para hacerse cargo de sus necesidades y visitarla un rato cada semana. Murió acompañada de ese nieto, hijo de su hija mayor, quien la cuidó hasta su última hora mientras estaba hospitalizada y se iba extinguiendo.

Su vida estuvo signada por lo que hizo y lo que dejó de hacer. Un día le dijeron “usted se devuelve a casa de su papá, aquí tiene 2 casas, viva su vida, pero a los hijos no me los ve más” y se apegó a eso, no los vio más. Solo después de muchos años una hija la buscó y al tiempo se mudó con ella. Pero siguió así, ¿indiferente? a sus hijos que ya habían crecido, tal vez eso en su momento pesó para que ellos no quisieran tenerla en sus casas en su ancianidad. Tal vez no fue indiferencia, sino temor al rechazo de ellos, pero eso no se sabrá. No era persona de estar ahondando en sentimientos, lo suyo era la vida práctica y quizá un poco ¿vana? Lo cierto es que se ocupó poco de sus hijos, por la razón que haya sido, dio poco de sí, no se entregó como madre, aun cuando tuvo la oportunidad de enmendar los errores. Y así exigió poco en su larga vejez, ni siquiera cuando menguaba exigió nada.

Tuvo sus momentos muy humanos, como cuando acompañó en su prolongada agonía a quien otrora le quitara a sus hijos, sin hablar mal de él, sin criticarlo. Quizás se sintió perdonada y agradeció el gesto cuidándolo al final de sus días.

Con todo, tuvo quien la quiso, quien lloró por ella el día de su partida, quien la cuidó en su lecho de muerte, quien le buscaba la mirada azul violeta, quien se ocupó de ponerle su última ropita. Ahora se confundirá con el agua salada de su Macuto de siempre.

Descansa en paz......

7 comentarios:

Unknown dijo...

Que triste esta historia. Dios quiera encuentre paz en el cielo. Creo que es de admirar el unico nieto que con ella estuvo.

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" dijo...

Al leerle, sólo una palabra ha venido a mi mente: Fuerte.

Fuerte..., muy fuerte y terriblemente real como triste.

Todo lo mejor para Usted.

Marcela Mendoza R. dijo...

Por eso es tan importante que siempre haya algun joven llevando alegría a las casas de ancianos. Cuando tenía 15 y me preparaba para la confirmación me mandaron todos los sábados durante un año. Al principio no me hizo gracia, pero luego al conocer a las viejitas y su historia y su soledad descubrí cuán importante era para ellas vernos llegar cada sábado. Ojalá que las adolescentes de mi colegio sigan llendo...

Tapa-Amarilla dijo...

Que descance en paz y tenga el perdon y la misericordia de todas las personas que fueron parte de su vida, solo dios sabe porque a veces los seres humanos hacemos ciertas cosas.
palabras con mucha fuerza Troka,
me pego.

Miguel Pinto dijo...

Esta es una historia fuerte pero real, descanse en paz

Nostalgia dijo...

me sacaste lágrimas...
y que bella tú, de no juzgarla.
Que descanse en paz.

Maigli Velásquez B. dijo...

Cada madre es madre a su manera. Cada hijo es hijo a su manera. Lo cierto es que cada quien quiere a su manera y nunca podremos saber lo que hay dentro de cada quién. Tener compañía hasta el final es buena señal de que dió amor... de otro modo no lo hubiera recibido.

Descanse en paz...