20 mayo 2005

Sala de Espera (o El Arte de ser Pacientes)



Tres días antes solicito la cita con la doctora que me refirieron, por teléfono la secretaria me hace las preguntas de rigor: -¿particular?, -¿primera vez?, -¿tiene historia aquí en la clínica? etc. Luego de informarme el horario de consulta y asignarme la cita para el día convenido le pregunto a qué hora empieza la doctora, responde que a las 9 am, pero los pacientes llegan desde las 8 am., pienso <<Me jodí, a esa hora no llego ni loca...¿tendrá muchos pacientes?>> igual decido que no voy a llegar antes de las 9, total si le va mucha gente y hay que esperar, no pienso ajetrearme para estar una hora antes.
El día de la cita llego a la hora en que supuestamente debe comenzar la consulta, espero "paciente" que la secre sentada en su escritorito se desperece, se queje del frío, busque la historia entre mil carpetas idénticas y desordenadas, atienda dos llamadas y mientras tiene el auricular en la oreja siga afanosa escarbando entre papeles en infructuosa búsqueda.
Secre: ¿Ud. tiene historia aquí? (cara de fastidio mañanero)
Yo: (sin más)(me importa un carajo tu fastidio, yo estoy de buena nota, hasta me traje mi libro para leer)
S: ¿Désde cuándo? (misma cara)
Y: Noviembre. (no me vas a sacar de mi estado ananda)
S: ¿con cuál doctor? (ésta no colabora)
Y: Con la Dra. Fulana.
S: Que raro, la Dra. Fulana solo atiende a niños, si acaso hasta los 20 años(con cara de incredulidad hostil y sarcasmo...vaya usted a saber por qué)
Y: Qué te puedo decir. (ya con algo de ácido y sonrisa, omitiendo adrede que la Dra Fulana es amiga de la familia y por eso sí me atendió aunque yo fuera adulta) Total, explicación que sobra porque ni a ella le interesa ni a mi me sale agregar algo más.
A los 5 minutos me entero que la doctora no llega a las 9, sino de 9:30 a 10, me imagino que será a las 10, no pela, como la mayoría a la que no le causa incomodidad hacer esperar demasiado a sus pacientes.
La sala casi llena, me siento cerca de la puerta para que el aire acondicionado no me congele, cojo mi librito y empiezo concentrada, pero de pronto me doy cuenta que no le estoy parando media bola al texto, estoy con la oreja atenta a lo que dice la secre, a la señora al lado mío, al bebé que llora desconsolado y muerto de hambre mientras su mamá le bate el tetero a la carrera, a la televisión y a los que circulan por el pasillo. Retomo la lectura y ¡puff! se va la luz...y me pregunto qué pasaría con ese paciente que está en el quirófano, <<deben tener planta electrica>> se hace de nuevo la luz entre el murmullo de los que esperan.
Finalmente cuando logré concentrarme para leer , resuena mi nombre en voz de la secre porque ya llegó la doctora, me encamino hacia el consultorio dejando atrás la tele, el teléfono que nadie contesta y el bebé llorón <<¿no le dieron ya su tetero?>>
Abur.-

2 comentarios:

Mila Cabana dijo...

te traigo un cafe

caribbeangirl@cantv.net dijo...

jejeje las secretarias y sus doctores... casualmente escribi un post de ese tema, pasate... quizas te rias un poquito
saludos