Tracto-botas ¿o cepo?

botas

Vistas así parecen inofensivas. Llegaron ayer de Maracay y desde hace dos semanas ya había estado haciendo una “preparación psicológica” para que no hubiera rechazo en cuanto las tuviéramos aquí, porque yo conozco el cebo de mi ganado, la muchachita es tenaz y cuando dice no, es no.
Ayer mismo se las estrenó, porque ella también las estaba esperando, no le gustaron las trenzas azules que traían originalmente, entonces recordé que por ahí en una gaveta había un par de trenzas fucsia de Barbie sin estrenar, se las enseñé y de inmediato las quiso. Además le mostré fotos de su hermanita a esa edad usando unas botas igualitas y se emocionó. Ella imita mucho a su hermana y si la otra hizo esto o aquello, ella lo quiere igual. Así que por supuesto, si Isa tuvo botas está descontado que ella también las tendrá.

Son para corregir en principio una leve torsión hacía adentro, así que al ponérselas la impresión que da es que las tiene al revés. Al usarlas camina rarísimo, el Pichurro está sufriendo de verla con esos tractores. A mi también me da cosita pero qué vamos a hacer. Isa también usó boticas, con la salvedad que eran el único par de zapatos que tenía y que ella empezó el tratamiento más temprano.

No se por qué con el segundo hijo y los sucesivos (solo tengo dos hasta ahora) uno va postergando ciertas cosas que con el primero eran prioridad....ya no le tomas tantas fotos, el bautizo lo dejas para casi cuatro años después de nacido, lo grabas en video pocas veces. Pero a la vez los otros hijos son más independientes, pues no has estado encima de ellos para todo, aprenden a comer solos más rápido, a bañarse solitos. Lo digo por mi experiencia como madre y como hija mayor de una familia de cuatro hermanos.
Pero volviendo a las botas, mi sobrina cuando las vio le dijo a mi hermano: “ay, que lindas, papito yo quiero unas”. Las quiere y no las necesita, así es la vida.
Por aquí vino Victoria hace 10 minutos y me dijo que quería ponerse sus botas, vamos a ver cuánto las resiste hoy, porque la verdad sea dicha: ¡son matadoras! Y además hay que revisarle los talones para ver si no están enrojecidos, ojalá que no.
Abur.-