skip to main |
skip to sidebar
El gran tesoro
Era la pieza de arte mimada. La que mencionaban con más cariño y respeto. La que guardaban celosamente envuelta en su bolsa de tela beige en el fondo de una gaveta del closet. La que jamás exhibieron en ninguna de las casas en las que vivimos por temor a verlo convertido en añicos por alguna tremendura infantil.
Me encantaba verlo salir de su mortaja cuando por casualidad mi mamá estaba buscando algo en el mismo sitio de su encierro. Yo no lo veía TAN bello, aunque desde muy temprano llegué captar su fragilidad. Me parecía más bien simplón, soso, merecedor de estar ahí guardado para siempre.
Así se pasó EL PLATO quizás unos 20 años, apartado del mundo en su ataúd en forma de cajón. Pero ¡oh, cosas de la vida! , inventan mis queridos padres mudarse a Miami y en un mes: venden, regalan, donan, dejan en comodato, prestan (y qué se yo que otras fórmulas) todos sus enseres, muebles y obras de arte.
Repartido todo, me envían los últimos tesoros y entre ellos viene EL PLATO. Con su misma bolsita de tela que yo conocía ya amarillenta. Fiel a la costumbre lo tuve guardadito algunos meses, pero (así es mi naturaleza) se me salió lo inventora. Quise disfrutarlo yo, colgarlo, mostrárselo a todos, sacarlo de su encierro. Le marqué a mi marido (el primero) el sitio dónde quería ponerlo y el procedió a martillar.
No recuerdo más que el estallido contra el suelo y mi carrera desesperada con el corazón detenido.....
Ahí, como siempre temieron mis padres, pasó a mejor vida EL PLATO. Juro que no estuvo colgado ni 1 minuto, no supe qué pasó, ni por qué escogió un clavo en vez de un tornillo. No puedo explicar aún cómo me descompuse y le di puñetazos a la pared al ver los miles de pedacitos esparcidos por la sala. Cuando se lo conté a mi papá pude sentir su conmoción.
Tal vez, como me dijo una amiga, el sino del plato era estar guardardo o partirse al ver la luz.
9 comentarios:
Oh oH...sabías que hay unas cositas llamadas repisas, especiales para exhibir estos tesoros en forma segura??????
Imagino la rabia...
Saludos
ohhhhhhhhhhhhhh
troka....
bueno....
tal vez fue por algo....
tal vez sea una señal para que escribas un cuento del plato...no este post (que es muy lindo) sino un cuento más largo....
Estoy SEGURÍSIMA de que harás algo fantástico....sabes escribir...
Hazlo.
UN BESO....
Quiero escribirte y estoy sin tiempo. Mi madre está de visita, mañana me voy a Lisboa.
(Aunque no escriba siempre te pienso!)
Lo del plato...hazlo...el cuento...
Como recuerdo ese Picasso.!!!
Un tesoro que nunca disfrutamos.
Yo me imagino que el pichurro se habrá querido morir...
Qué triste :'(
el plato no estaba destinado a ser para tí, Trokita :(
así son las cosas...todo tiene su razón ♥
y te envidio la ecuanimidad, chica.. yo hubiera agarrado al que te conté a martillazo limpio -aunque no fuera su culpa, jajajaja-
(Jacqueline, que NO FUÉ el Pichurro...a ver si lees sin tanto apuro :-))
La vida me ha enseñado que las cosas no son importantes…, importante son la cantidad de etiquetas que le colocamos a las cosas. No existe suficiente lugar en el mundo para guardar todo lo que tenemos, lo que queremos, lo que atesoramos, lo que deseamos que ni Diógenes nos ganaría.
Lo importante es dejarnos fluir, respirar profundo y seguir. El consejo de Lena es MUY bueno. De repente me da por comentar, en mi blog, lo de la Rosa de Francia.
Todo lo mejor para ti y feliz primavera!!!
PS: Debe ser Semana Santa. Resucité, algo crucificado -nada del otro mundo-, no tuve que pasar por el agobio de la muerte y aquellos los tres días, pues, quién me va a lavar el vendero loco después?
Chama tronco'e mala leche!!
Pude oir el sonido de EL PLATO contra el suelo, lo senti casi como mio...!!
Saluitos..!!
Me parecio ver ese plato en una subasta y el precio er auper alto.. je,je,je solo bromeo.
Tu historia me ha llenado mucho, ya que mis padres acostumbraban a tener cosas de ese tipo, pero para nosotros eran igual de especiales. Me gusto mucho, sacó cosas de mi que estaban escondidas.
Publicar un comentario